sábado, 31 de marzo de 2012

Higiene

Regresábamos a Valencia, ya de noche, después de un viaje de trabajo agotador. Jaime conducía. A su lado, Alicia daba palique, como corresponde a un copiloto con experiencia. Carlos dormitaba sobre mi hombro en el asiento trasero. Alrededor de las nueve y media recibí un mensaje desde el móvil de Ana: "¿Te queda mucho?" Respondí: "Por Sagunto, vete lavando". Y Ana, un par de minutos después, contestó: "Tu hijo, que ha escrito el mensaje anterior, pregunta que por qué se tiene que lavar". Alicia y Jaime rieron la confusión. Y Carlos babeó sobre mi hombro.
  

No hay comentarios:

Publicar un comentario