sábado, 29 de diciembre de 2012

Cuento de navidad

De ocho a nueve me he dado un paseíllo con Mago, el efusivo perromierda. Escucho la radio y constato que el gobierno, en un alarde de prodigalidad democrática, tiene cabreada a toda la ciudadanía, desde los sexadores de agapornis hasta los notarios de primera. También me entretengo con la lectura de algunos grafitis con mensaje que embellecen las paredes a la par que conciencian a los vecinos del barrio: "Saúl mongolo", "Vero tiene polla" o "Aviso grúa". Además, compruebo que Papa Noel no se ha enterado de la crisis a juzgar por la de cajas de cartón que vomitan los contenedores de basura. Y,  mientras echo cuentas de lo gastado en almendras garrapiñadas y botellón, me sobreviene un pellizquito en el estómago que sube en espiral hasta mi cogote. Es como el estallido leve de un petazeta, el crujido de un caracol pisoteado, la explosión mínima de un petardo chino, el quebranto de un huesecillo de gorrión, el brillo hipertenso de una bombilla antes de fundirse.

Agosto. Hay instantes muy breves en los que uno parece ser feliz. Se escucha de fondo  "One drop" de Robert Nesta Marley. Aquella tarde fregaba los platos y el café hervía en el fuego. Detrás de la verja de la ventana miraba el último jardín irreductible: el naranjo, la yuca, los cactus, el bambú, la palmera centenaria, las enredaderas, el laurel, la albahaca, la yerbabuena, los geranios... Huele a café, jabón de Marsella, pinzas de tender y tierra. De pronto, la brisa empuja en un bucle imposible las burbujas iridiscentes del Mistol y el vaho aromático del cafe. Las pompas y el aroma del café giran a mi alrededor con la cadencia del reggae antes de salir disparados por la ventana y estallar y disiparse en el jardín.

Soy feliz en navidad cuando recuerdo el verano.


domingo, 23 de diciembre de 2012

Perfectos e imperfectos

Los guionistas saben que los arquetipos funcionan: el bueno, el malo, la chica, el amigo negro del bueno que muere el día que ha de jubilarse.  La cosa no funciona exactamente así en lo que se ha dado en llamar "vida real". Pero se aproxima.
Todos somos "polipolares", quiero decir, que tenemos muchas caras. Pero, del mismo modo que hubo un tiempo en el que diferencié a los seres humanos entre personas y vecinos, ahora los distingo entre quienes creen ser perfectos -o quieren serlo- y quienes nos sabemos imperfectos, a Dios gracias. O, lo que es lo mismo y en términos arquetípicos, cretinos y no tan cretinos. La diferencia fundamental entre unos y otros reside en que los primeros no soportan a los segundos y en que los segundos, aun no soportando a los primeros, disimulan. Esto es, los que creen ser perfectos pretenden que todos lo seamos, mientras que quienes sabemos que no lo somos, además de no dejarnos, comprendemos sus manías, aunque resulten odiosas.
A efectos prácticos y siempre estereotipados -por aquello de reconocernos- podríamos pergeñar un listado de diferencias entre ambos:

- Los perfectos son dogmáticos. Los imperfectos relativizan.
- Los perfectos visten. Los imperfectos se tapan.
- Los perfectos exigen. Los imperfectos comprenden.
- Los perfectos no quieren tocar fondo. Los imperfectos caen borrachos en las aceras.
- Los perfectos sobrevuelan. Los imperfectos bucean.
- Los perfectos comen. Los imperfectos cocinan.
- Los perfectos trabajan. Los imperfectos quieren vivir.
- Los perfectos no contemplan morir. Los imperfectos no piensan en otra cosa.
- Los perfectos producen. Los imperfectos crean.
- Los perfectos desean. Los imperfectos desean y aman.
- Los perfectos quieren el orden. Los imperfectos saben del caos.
- Los perfectos son listos. Los imperfectos, no.
- Los perfectos amenazan con ser sinceros. Los imperfectos soportan sus groserías.
- Los perfectos juegan con el equipo ganador. Los imperfectos juegan con el del barrio.
- Los perfectos cuentan chistes. Los imperfectos encuentran ironía, sarcasmo y cinismo.
- Los perfectos quieren ser adulados. Los imperfectos quieren ser queridos.
- Los perfectos tienen mascotas. Los imperfectos crían animales.
- Los perfectos son atrevidos. Los imperfectos temen cagarla.
- Los perfectos ven códigos binarios. Los imperfectos, el infinito (Romero dixit).
- Los perfectos quieren estar guapos. Los imperfectos son eróticos.
- Los perfectos prefieren lo nuevo. Los imperfectos, lo gastado.
- Los perfectos se relacionan. Los imperfectos conviven.
- Los perfectos hacen deporte. Los imperfectos empezarán un día de estos.
- Los perfectos creen mover el mundo. Los imperfectos lo dejan al azar.
- Los perfectos conocen tres cositas. Los imperfectos conocen y saben que saben tres cositas.
- Los perfectos dan por hecho. Los imperfectos son curiosos.
- Los perfectos son soberbios. Los imperfectos aprenden.
- Los perfectos tienen memoria. Los imperfectos, recuerdos (Vargas dixit).
- Los perfectos son útiles. Los imperfectos enseñan.
- Los perfectos subirán al cielo. Los imperfectos abonarán el suelo.
- Los perfectos tienen hijos imperfectos. Los imperfectos, también.
- Los perfectos dibujan una columna perfecta en este texto. Los imperfectos no encajan después del punto y seguido.

Y seguiría hasta aburrirme.

Ya me he aburrido.

sábado, 15 de diciembre de 2012

Mindundi

A W por inspirarme.
A Pancracio Celdrán y a Ricki López por su inestimable ayuda.
Al ctrl.+B.

Le dije, “W, eres un mindundi”. Y W me preguntó, “¿Qué es un mindundi? Le contesté, “Un mindundi es un donnadie, poca cosa, cagapoquito, chisgarabís, mequetrefe, botarate, pinchaúvas, mierdecilla, mierda seca, cap de suro, picha fría, poc suc, sang d’orxata, faba, atontolinao, tontolaba, atontao, sin sal, soso, sosaina, esaborío, chiquilicuatro, bleda, bleda bollida, lelo, alelao, bobo, sandio, badulaque, gaznápiro, tardo, ceporro, panoli, pasmado, pasmarote, empanado, zote, zoquete, obtuso, blando, blandengue, tonto de baba, bobo de Coria, pocarropa, pobre diablo, necio, inepto, incapaz, torpe, mentecato, estólido, estulto, tonto de capirote, samarugo, memo, corto, fatuo, burro, borrico, majadero, melón, pendejo, alcornoque, bodoque, dundo, pavitonto, tuercebotas, limitado, lerdo, tocho, mendrugo, gilí, menguado, piltrafilla, tolondro, zopenco, zurumbático, sinsustancia, ignorante, marmolillo, sansirolé, zambombo, mastuerzo, pollino, asno, estúpido, cortito, zorrocotronco, ciruelo, mameluco, tarugo, soleche, mamacallos, bolonio, papanatas, palurdo, cacho bolo, zompo, palomo, pepino, camueso, cenutrio, zanguango, cabestro, acémila, pardal, abrazafarolas, sonso, apardalao, tararot, borinot, merluzo, besugo, cateto, bobales, cretino, matao, tolai, moniato, carabasa, zonzo, cualquiera, abundio, brozno, pichote, desgraciado, lechón, cebollino, calamidad, mangurrino, abotargado, tarambana, berza, berzotas, carapapa, rústico, pringao, escoria, pagafantas, peinaovejas, sonajas, ablandabrevas, cantamañanas, bobalicón, robaperas, cascavalero, chalado, polichinelas, bacín, papatoste, cirigallo, fantoche, títere, vaina, caga la olla, papamoscas, farfolla, pelagatos, cagarruta, esperpento, viruta, lento, cazurro, pusilánime, arracacho, zamacuco, carajote, carajotao, mamarracho, troglodita, berenjena, ceporro, papafrita, cansa almas, analfabestia, abejarrucote, chanflón, espantajo, cerril, romo, bausán, zamarrazo, figurón, atropella platos, engaña baldosas, destiñe rubias, batueco, garabato, dompedro, inútil, cagabandurrias, enrredabailes, chapucero, bodrio, patoso, boludo, piernas, guiñapo, animal de bellota, petate, espantapájaros, gurdo, bestia, alcachofo, pelotudo, monigote de feria, gandumbas, apachusco, caraculo, elemento, pelao, bruto, arrabalero, pinchabombillas, cerrojo, cachivache, churriburri, gilipuertas, chusco, burdo, pamplina, chicha ni llimoná, babieca, chafallón, patán, estafermo, carajo a la vela, mostrenco, percebe, descerebrado, canijo, guarripato, agapimú, pelele, tronchamonas, mamporrero, ganso, panarra, botarga, gañán, calenturas, tocapelotas, bandarra, pellejo, asaúra, rudo, paparote, desastre, beocio, cansino, inculto, burdo, pardillo, chorra, tonto del culo, huevón, mamento, birria, dondiego, marioneta, pegote, boquerón, estorbo, petardo, huevón, lechuzo, primaveras, longui, trasto, mazacote, pantomimo, destripaterrones, pánfilo, tosco, fuñique, gagá, simplón, basto, energúmeno, gurrumino, chocho, quidam, ramplón, personajillo, capullo, mascachapas, cipote, hazmerreír, grosero, chingaflautas, cero a la izquierda, mangarranas, mandria, pichiruche, chabacano, melindro, borrego, plimo, iluso, cabeza de chorlito, mangorrero,  cernícalo, margarito, modorro, pelacañas, plasta, pimpollo, chirrichote, patata, culotrapo, bandarria, corto, cafre, mondongo, metepatas, lila, borrico, jumento, chafandino, ridículo, despojo, residuo, zascandil, caracandao, badajuelo, inoperante, zafio, maleducao, lilipendo, cara cartón, chupacharcos, bultuntún, torrija, chirimbaina, atorrijao, hacino, tontucio, pintamonas, cuadrúpedo y un pollafloja”.

domingo, 2 de diciembre de 2012

Soledad

Me gusta estar solo. He pasado mucho tiempo solo, sin compañía, pintando, leyendo, de paseo o, simplemente, mirando al techo. Me encanta estar solo. Sin embargo, ya no puedo. Hace ya muchos años que por circunstancias familiares o de trabajo vivo rodeado de gente. No me quejo, puesto que se trata de una situación elegida y, a menudo, satisfactoria y enriquecedora. Nuestro piso es pequeño y vivimos en él cuatro personas y Mago, el afable perromierda. En la escuela donde trabajo rondamos los ciento ochenta, entre alumnos, profesores e indispensables. Ya nunca estoy solo. Y lo echo de menos.
En mis primeras notas del parvulario, del que conservo un vívido recuerdo, la profesora anotó: " Es muy introvertido. Cuando se le reprende, llora, pero se le pasa pronto". Lo de la introversión lo he superado por necesidad, aunque ahí queda, larvada. Pero ahora, cuando lloro, no se me pasa enseguida.
Ahora que el tiempo me empuja a empellones hacia la senectud, sueño con una retirada feliz, a lo Cèline. Me gustaría encerrarme en mi casa, en Altea, y no ver a nadie. Encargar los libros, los discos, las películas, la comida y las medicinas por internet. Si acaso, acercarme al mar por la noche, cuando nadie pueda asustarse de mis greñas apelmazadas, mis uñas negras y afiladas, mis dientes careados y mi ropa del trapero.
Aunque, como no soy desagradecido, os permitiría a vosotros tres visitarme con contraseña, siempre y cuando os apetezca, y no os importe arañaros con la chatarra ni soportar el hedor de los orines de mis gatos (que no son animales de compañía) y de los míos propios.