lunes, 2 de septiembre de 2013

En verano




En verano me dejo un poco. ¡Qué más da ducharse si te pasas el día entero en el mar! Cierto es que se apelmaza un poco el pelo, como si lo llevases pintado, pero hay quien se gasta el dinero en gomina y viene a ser lo mismo. Eso sí, a veces crías unos animalitos en la cabeza que para mí que son camarones o hijos de otro crustáceo. Y luego está el aspecto, ¡qué gusto da no cambiar de ropa en un mes! Ni afeitarse ni cortarse las uñas. Ni llevar calzoncillos. Calzo unas zapatillas de ir por casa de mujer, con tacón y adornos de flores y plásticos diamantinos. Así recibo a las visitas para que se enteren. Al final te asemejas al huraño Céline al cuidado de sus gatos y espantando judíos. Y que conste que yo no tengo nada en contra de los judíos, los gitanos, los negros, los caucásicos, los tiroleses o los mil leches, que somos mayoría. Ni nada a favor, por supuesto. Y ni unos ni otros acabaron de apartarme del resto de los humanos. Pero cada vez tengo menos ganas de relacionarme con ellos. Así no haré ningún daño.
Me gusta quedarme solo. En casa. Suministrándome la existencia a través de internet.
Miradme. Soy feliz.
Adiós.



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