sábado, 1 de marzo de 2014

Fallas

Hace pocos meses un tipejo mató a su novia junto a mi piso, en un aparcamiento exterior. Toda la vecindad anduvo escandalizada. Quien más quien menos conocía a la víctima y al asesino. Gracias a la valentía de un vecino se detuvo al hijo de puta. Todos los vecinos se solidarizaron. "¡Menudo cabrón! ¡Es que se venía de venir!"
Ya.
Después de todo, la niña murió. Hubo solidaridad de barrio, como toca. Bienintencionada pero morbosa. Se encendieron velitas sobre la sangre. Se prometió mantener viva la llama del recuerdo. Siempre.
Se acercan las fallas. El parking es lugar de fiesta en el que montan las verbenas. Ya nadie enciende velitas. ¿Para qué? Ya pasó. Donde murió la niña bailarán los borrachos. Es lo que toca.


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